por César Banda
mayo 2025

Mis queridos contertulios de conversando la teología, quiero hacer una reflexión respecto al rol de la mujer, no en el matrimonio como esposa o como madre, sino en el ministerio de Iglesia.

¿Puede la mujer ser Obispo? (primero saber que en nuestra AD, no existe la figura como en la Iglesia Pentecostal de obispo). Nuestro gobierno es presbítero-congregacional. Las Asambleas de Dios se rigen por una estructura jerárquica que se compone de la Convención Nacional, el Consejo Ejecutivo Nacional y las Asambleas de Dios locales. La Convención Nacional es la autoridad máxima y se reúne cada tres años para establecer las políticas y estrategias de la denominación. Y la figura de un presbiterio que preside tanto a nivel nacional como distrital, ambos adquieren el nombre de superintendente nacional y a su vez distrital. Ahora bien, este año 2025 en las AD Chile, debutan dos mujeres como superintendentes distritales y los pastores y amigos me preguntan ¿esto está permitido en las Escrituras?, las escrituras avalan esta acción en la que sometemos a las 1400 congregaciones a lo largo de todo Chile a tener una mujer que preside. Voy a tratar de contestar de manera más exegética, que a diferencias de otras teologías como la histórica, que en este caso no puede darnos luces al respecto, lo vemos con un análisis en las Escrituras.

El testimonio del Antiguo Testamento

Si bien el sacerdocio en Israel era reservado para los varones levitas, encontramos en el Antiguo Testamento mujeres que desempeñaron roles de liderazgo y profecía.

  • Débora (Jueces 4-5): Fue jueza y profetisa en Israel, y su autoridad fue reconocida por el pueblo, incluyendo a los varones. Su rol implicaba tanto liderazgo espiritual como gubernamental.
  • Hulda (2 Reyes 22:14-20): Profetisa consultada por el rey Josías en un momento crucial para la reforma religiosa de Judá. Su palabra fue determinante en la restauración del pacto con Dios.
  • Miriam (Éxodo 15:20): Llamada profetisa, desempeñó un papel clave en la liberación de Israel junto con Moisés y Aarón.

Estas mujeres fueron reconocidas como líderes espirituales en la comunidad del pacto, lo que muestra que Dios no limitó su llamamiento a los varones exclusivamente.

Jesús y las mujeres en el Nuevo Testamento

Jesús rompió muchas barreras culturales al interactuar con mujeres y permitirles ser discípulas, algo inusual en su contexto judío.

  • María Magdalena: Fue la primera testigo de la resurrección (Juan 20:17-18) y enviada a anunciar el mensaje a los discípulos, lo que en cierto sentido la convierte en una «apóstol» en el sentido etimológico (del griego apostolos, «enviada»).
  • Marta y María (Lucas 10:38-42): Jesús alaba a María por sentarse a sus pies para aprender, posición que en el judaísmo de la época era reservada solo para discípulos varones.

Mujeres en el liderazgo de la Iglesia Primitiva

El testimonio del Nuevo Testamento muestra que las mujeres desempeñaron papeles significativos en la expansión de la Iglesia.

  • Priscila (Hechos 18:26; Romanos 16:3): Junto con su esposo Aquila, enseñó a Apolos «más exactamente el camino de Dios». En varias ocasiones, su nombre aparece primero, lo que sugiere que tenía un rol de liderazgo prominente.
  • Febe (Romanos 16:1-2): Es llamada diákonos de la iglesia en Cencrea. Aunque la palabra puede significar «sirviente», en el contexto eclesial de la época también se usaba para los ministros del evangelio.
  • Junias (Romanos 16:7): Es mencionada por Pablo como «notable entre los apóstoles», lo que indica que ocupó una posición de liderazgo.

Análisis de textos utilizados para restringir el liderazgo femenino

Algunas de las objeciones más comunes contra la ordenación de mujeres provienen de 1 Corintios 14:34-35 y 1 Timoteo 2:11-12. Sin embargo, un análisis exegético cuidadoso sugiere que estos pasajes deben interpretarse en su contexto cultural y no como prohibiciones absolutas.

1 Corintios 14:34-35: «Las mujeres callen en las congregaciones…»

Este pasaje debe entenderse en el contexto de desorden en el culto (ver 1 Corintios 14:26-33). Pablo ya había mencionado en 1 Corintios 11:5 que las mujeres podían orar y profetizar en la congregación. Por lo tanto, la prohibición parece estar relacionada con interrupciones indebidas y no con un veto general al ministerio femenino.

1 Timoteo 2:11-12: «La mujer aprenda en silencio con toda sujeción…»

La clave es el verbo authentein, traducido como «ejercer autoridad» en algunas versiones, pero que en griego tiene una connotación negativa (dominar, usurpar autoridad).

El contexto de Éfeso (donde estaba Timoteo) incluía cultos paganos liderados por sacerdotisas, lo que podría explicar la instrucción específica para evitar influencias externas en la iglesia naciente.

El papel del Espíritu Santo en la distribución de dones

Uno de los principios fundamentales del pentecostalismo es que el Espíritu Santo concede dones a quienes Él quiere, sin distinción de género (1 Corintios 12:11).

  • Hechos 2:17-18 (Cita de Joel 2:28): «Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán… sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré de mi Espíritu».
  • Gálatas 3:28: «Ya no hay varón ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús».

En este contexto, negar el liderazgo pastoral a las mujeres sería contradecir la libertad del Espíritu para llamar a quien Él desea.

La teología pentecostal puede sostener bíblicamente la ordenación de mujeres en el ministerio pastoral. La presencia de líderes femeninas en la Biblia, el testimonio de la iglesia primitiva y la obra del Espíritu Santo respaldan la idea de que Dios llama a hombres y mujeres al liderazgo sin distinción.

Por lo tanto, la práctica de las Asambleas de Dios y otras denominaciones que permiten a las mujeres ser pastoras y, en algunos casos, obispas, no solo tiene precedentes en la Escritura, sino que es coherente con la obra continua del Espíritu en la Iglesia.

FUENTE: Publicado originalmente por César Banda (Conversando la Teología), Facebook.

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